lunes, 20 de octubre de 2014

Paris, Reuters.- En la mañana de ayer lunes, los visitantes del museo del Louvre pudieron ver cómo la Gioconda, desde el fondo de su cueva de vidrio, sustituyó su sonrisa habitual por una mirada zafia y malhumorada. Desde lo más profundo de su vitrina, miraba retadora a cada uno de los turistas. Si alguien, a pesar de la prohibición ya conocida, disparaba el flash de su cámara, la Mona Lisa se espantaba a grandes gritos y enseñaba sus puños al fotógrafo.

Pasados unos minutos llegaron cuatro funcionarios que han abierto el vitral y han extraído el cuadro, sustituyéndolo por un bodegón de caza con unas perdices muertas y desangradas en un primer plano.


Después de montar el cuadro en una carretilla han abandonado la sala llevándose a una Gioconda de cara asustada e interrogante en medio de los aplausos del público






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hoy llueve todo el cielo. Un gran espacio, una hecatombe de gotas y ráfagas de calderos de agua y color gris se ha hecho propietaria del mu...