lunes, 20 de octubre de 2014

Cuando los santos van a la guerra se ocupan, por la noche y mientras todos duermen, de vaciar de pólvora las balas de sus compañeros. Un día, uno de los santos le dijo a otro.

-Sería más razonable ir y vaciar de pólvora los cartuchos del enemigo.

-Entonces no seríamos mártires- dijo el otro santo.

-Pero seríamos vírgenes- dijo el primero.

-Serás tú…

Al coronel Smith no le hace gracia que le envíen santos a su escuadrón, porque cometen milagros algo estúpidos, como hacer florecer la culata de madera de los fusiles o llenar de mariposas blancas las trincheras. El cabo O´donnell quiere ser santo, pero le pierde la fotografía que lleva en su mochila de una mujer y sus pechos. 

Eso, al coronel Smith, le tranquiliza bastante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hoy llueve todo el cielo. Un gran espacio, una hecatombe de gotas y ráfagas de calderos de agua y color gris se ha hecho propietaria del mu...