jueves, 29 de enero de 2015

Existen muchos modos de ser gallina, de la misma forma que existen muchas maneras de pedir disculpas por haberle pisado un pie en el bus a una dama del Romanticismo o de sacudirse del abrigo los pólenes de marzo (El Ave Lira, por ejemplo, quizá debiera pedir perdón más a menudo por el lenguaje tan áspero que emplea con otros pájaros para hacerse sitio entre los enramajes).

Existen tantos modos de ser gallina como gallinas existen en los modos.

El más perfecto sin ninguna duda es el modo gallina clueca: Se aposenta sobre sus dudas y no se pone en pie hasta que han nacido de los cascarones soluciones y soluciones o, por lo menos, una muchedumbre de buenos consejos.



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