sábado, 3 de enero de 2015




No se sabe muy bien qué ocurrió, el mundo se puso cuesta abajo en ese momento. Todo: calles, coches, ideas, culos, remedios. 

Y al ser todo tan oblicuo e inclinado, las personas se olvidaron de dónde habían dejado a su amante la noche de antes y corrieron cuesta arriba a buscarlo con una angustia muy parecida a la que sienten los cirujanos cuando abren el corazón y se encuentran con que en lugar de válvulas y diástoles hay humos y sístoles desconocidos.

Por la noche se horizontalizó el mundo.

No hubo más quejas. 

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