domingo, 30 de noviembre de 2014

En el segundo piso un cura pierde litros de fe y en el primero duerme una mujer de flores (entonces las leyes no descubiertas del universo componen un bucle de neutrinos, como un ocho delante de su ventana y así los ángeles pasan de largo). 

Tiene esta casa un modo tan azulado de ser gris que los primeros rayos del alba aúllan de pena. 

No hay nada que hacer: continuarán allí los inquilinos rodeados por la muerte y una minúscula zona ajardinada.






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