miércoles, 3 de diciembre de 2014

Te me subes a la cara toda entera, con esa forma tuya de esfumarse. Subes al orgullo y bajas en desdicha y a la cinco menos cuarto, cuando todo es tan sencillo que se canta vulgarmente: “son las cinco menos cuarto” a esa hora tan idiota, tan sin nada, con la prisa de que pase, de que pasen, qué haces tú. 

¿Cómo puede ser la misma a las cinco menos cuarto?

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