“No me importa, tengo tiempo”, levantó alguien el dedo.
“Que entre. Le abriré la puerta y que se quede”.
Frases, escritos que conviven jugando al póker, o al menos sobreviven cuando nadie coloca el revólver sobre la mesa.
Hoy llueve todo el cielo. Un gran espacio, una hecatombe de gotas y ráfagas de calderos de agua y color gris se ha hecho propietaria del mu...
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