Cuando se nos desdobla la imagen (amor mío después de tantos años) al moverse la tierra por motivos que sólo la sismología conoce, yo sigo siendo el mismo que mira y que te mira como te ha mirado siempre. Pero ahora me desconciertas hasta el llanto, porque después del temblor tu cara ha mirado a llanuras y estepas que desconocía hasta ahora.
Nunca has dejado de sorprenderme, y por ese amor eterno y esa facultad tuya de ser nueva en cada terremoto, seré yo quien baje después a la farmacia, en medio del temporal de nieve.
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