jueves, 13 de agosto de 2015

Cuando pasan los años y los oscureceres se oscurecen al caer el tiempo y la tarde, los grandes obreros, los que han perdido o han ganado el tiempo dejándose caer la espalda para que nadie en la casa se quede sin la cuchara vacía, sin la almohada limpia, los grandes guerreros, construyen máquinas no del tiempo para ir hacia adelante o hacia atrás, no. 

Han inflado clarinetes y han pisado los terrenos de los bancales con sus manos para hacer crecer yemas de los árboles, para haces que asomen botones verdes de las tomateras.

Construyen máquinas del tiempo con artilugios negros y grasientos, comprados en ferreterías, y las construyen concentrados en sus manos para que el tiempo y los objetos se detengan,  para que se quede todo en su lugar, que es donde deberían algunas veces quedarse todas las cosas.

A eso dedican su tiempo los enormes guerreros.



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